Mujeres que escriben de su infancia

Dedicado con mucho cariño a Higinio y ahora que añado esta foto a Andrés

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Mujeres de los años 50

Coincidiendo con la escritura de mis recuerdos pamplonicas de los años 50 y 60 en este blog estoy leyendo a autoras nacidas entre 1940 y 1950 que han escrito novelas con una gran carga autobiográfica.

Así me encuentro a Annie Ernaux y su novela «Los años». Ella nació en 1940 en el norte de Francia, en Normandía. Infancia pobre,  viviendo con lo justo y experiencias similares a las mías a pesar de estar a más de 1000 Km con una lengua diferente y además llevándonos 10 años.

Escribe en la citada novela : «los médicos operaban de las amígdalas a los niños que padecían de la garganta; les anestesiaban con éter y se despertaban chillando…»

También » las madres se desesperaban porque no parábamos de crecer y tenían que alargar los vestidos con una tira de tela y comprar zapatos de un número más que ya se habían quedado pequeños al año siguiente» . «Arreglaban los abrigos y les daban vuelta al cuello de las camisas.»

Y por fin :» Vivíamos en la escasez de todo. De cosas, de imágenes, de distracciones, de explicaciones de uno mismo y del mundo, que se limitaban al catecismo y los sermones de Cuaresma «

Son recuerdos similares de unas infancias demasiado próximas a una guerra o a la posguerra. Yo nací en 1951 que es el año en que en España desaparecieron las cartillas de racionamiento para la obtención de alimentos básicos lo cual ya es bastante significativo.

He encontrado otro relato autobiográfico publicado en 2013 cuya autora resulta ser una vasca nacida en el exilio chileno y que volvió a España a los 18 años. De nuevo experiencias similares desde Santiago de Chile a San Sebastián. El libro se titula «Cómo pudo pasarnos esto. Crónica de una chica de los 60». Su autora es Idoia Estornés. Nos cuenta : » No teníamos calefacción, salvo en la recocina, por lo que en invierno nos abrigábamos con gruesos jerseys y ponchos. Las botellas de agua caliente eran preceptivas para la cama». 

Las citas serían interminables. No es mi intención ponerme a la misma altura que Annie Ernaux que es una novelista consagrada o de la Estornés que escribe una novela de casi 600 páginas.

Yo sólo soy una mujer recordando su infancia y al centrar el foco en ella compruebo que las niñas de los 50 y jóvenes en los 60 íbamos a ser pioneras en la superación de los estudios primarios y la enseñanza secundaria hasta llegar a la Universidad.La mayoría disfrutábamos de becas pues por nuestro origen humilde de no ser por las becas no hubiéramos podido concluir los estudios superiores.

Eso sí durante toda la etapa escolar las chicas bien separadas de los chicos, en colegios distintos, con juegos bien diferentes y por supuesto con unos intentos de aproximación entre ambos sexos que anunciaba la adolescencia. Pero hasta llegar a la Universidad no compartimos mesa con los chicos..

Pero por encima de todo viviendo en unas condiciones en la que nada se nos regalaba. Vivíamos con lo imprescindible.

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