Maite y la Música – 2

Dedicado a Paula

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Llegué a San Sebastián con mi mochila rebosante de canciones que nunca me abandonarán: Mediterráneo de Serrat que tanto le gustaba a la mamá que se la cantara o Poderoso caballero es Don Dinero de las adaptaciones de Paco Ibañez y tantas más.

Aparecen en mi horizonte nuevas canciones y sobre todo una lengua nueva para mí, el euskera. Benito Lertxundi, Lourdes Iriondo, Gorka Knörr, Imanol y sobre todo Mikel Laboa  se convierten en la nueva banda sonora de mis días.

En mi primera soledad  donostiarra me apunté a clases de euskera, en aquel momento en el Centro Cultural Nazaret y aprendí muchísimo con un profesor encantador llamado Gabriel. Pronto comencé a entender el sentido de las canciones y esto me producía mucha satisfacción.

«Goizeko euri artean                                                                                                                  aterkinari gabe…..»

Esta es la 1ª canción en euskera que aprendí y cómo no la cantaba a voz en grito.

Añadí nuevos autores de culto a mi repertorio como Leonard Cohen cuyas canciones junto a las de Mikel Laboa fueron mis canciones para amar, para susurrar.

Mientras tanto en Pamplona, en el Conservatorio Pablo Sarasate se estaba fraguando la carrera musical de mi hermana la pequeña, Paula, que ya nació en una época en que para estudiar música no había que ser «de pago».

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Piano, Canto, era la chica de la agenda a tope con citas para cantar aquí y allí en sus distintos coros. Recuerdo aún el de Illunaldi. Resulto que Paula siguiendo su amor por la música llegó hasta Madrid y entró como soprano en el Coro de RTVE. Nuestra Paulita, ¡qué lista!  El papá tenía la ilusión de que ella estudiase lo adecuado para trabajar con él en la oficina, ya, ya, con la rubia hemos topado. La admiro por muchas cosas, para empezar por ésta. cuando dió el primer paso para salir del nido

Mis experiencias con la música clásica se reducían a la escucha diaria de Fernando Argenta en el programa «Clásicos Populares» en la radio. Paula me abrió el horizonte. Aún conservo la primera ficha en la que me apuntó lo que podía empezar a escuchar. «Te gustarán» me dijo.¡Cómo no me iban a gustar!  «La Misa de la Coronación», o «La Pasión según San Mateo», «Stabat Mater», «Dido y Eneas»

Ahora ya van juntos en mi mochila Juan Manuel (Serrat) , Wolfang Amadeus, Pergolese y Moustaki y todos tan contentos. Marcho al Koldo Mitxelena yo también contenta y allí en la fonoteca busco mis tesoros.

  • ¡Pues hoy me llevo «El Mesias» ! y a casa donde no me espera un gran equipo de música pero sí por lo menos una minicadena con la que me apaño. Había mejor equipo cuando mis hijos aún vivían en casa.

Hablando de hijos, resulta que también tuve dos hijos a los que no dejé de arrullar con mis cánticos desde que nacieron. Yo en vez de leerles cuentos les cantaba. Todo el repertorio infantil desde «Estaba el señor Don Gato» a «Susanita tiene un ratón»  o «Debajo un botón, tón,tón» y también en euskera «Pintxo Pintxo», «Kaletik gabiltza» y tantas más.

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Cantábamos sobre todo en aquellos viajes interminables de Donosti a Igúzquiza por el puerto de Lizarrusti. Hoy en día veo que los niños en los viajes, además de ir adecuadamente sujetos en sus sillas, fijan su mirada en una pantalla incorporada al asiento delantero en la queí ven lo que quieran Frozen o Heidi, me da igual. Es un gran avance , son otros tiempos y yo voy con ellos pero he de reconocer que nosotros viajábamos sin silla, sin cinturones en el asiento de atrás, sin pantallas, sin audio y a veces hasta sin radio. Viajábamos felices, eso sí, yo entregada a la tarea del canto y al juego del veo veo. Y cantábamos aquellas canciones que aprendi de la yaya:» Mambrú se fue a la guerra…..».» El señorito Pablo como es tan formal….»

A uno de mis hijos sí le gustaban los cuentos, el mismo mil veces repetido, el de los 7 cabritillos.

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Cuando Paula venía a Donosti o a Igúzquiza la ilusión de los chicos era que cantara haciendo gorgoritos. Ella se negaba en redondo pero cuando se quedaba sola hacía ensaos de vocalización y ellos y sus amigos se partían de risa al oirla.

Me alargo. Por hoy acabo. Escribiré Maite y la Música 3 a ver si lo tengo listo para el día 4 que es la víspera de Santa Agueda y es dia de cánticos.

Mañana la Candelaria. Al otro San Blas

 

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